Paul's Boutique (1989) Ill Communication (1994)
En el curso de unos meses se han reeditado dos discazos de los Beastie Boys. El de su consagración crítica, Paul’s Boutique y el de su establecimiento como unos grandes históricos, Ill Communication. En realidad no hay mucho que decir sobre ambos discos que no aparezca en miles de páginas, así que vamos a otra cosa. Se trata de una sensación que tuve desde License To Ill y que se vio confirmada bastantes años más tarde (primeros de los 2000), cuando pude verles en Londres.La idea es sencilla, quizás no muy original y consiste en considerar a los Beasties como un grupo ampliamente pop en vez de contemplarlos solo como unos reyes del hip-hop. Es sabido que empezaron como punkarras, pero a diferencia de algunos colegas que se pasaron con armas y bagajes al naciente género, los Beastie adoptaron el hip-hop como un lenguaje utilizable, no como una religión. En disco, especialmente en estos dos, la dominancia del hip-hop, existe, pero nunca es exclusiva y encima muchas veces el rap circula sobre bases pop-rock o más allá. ¡En Ill Communication tenemos incluso una pieza tibetana (Shambala)!
A lo que voy es que reducir a los Beasties al terreno del hip-hop resulta demasiado inexacto y les priva de análisis más amplios fuera de esa perspectiva. O mejor dicho, les privaría: lo que han conseguido es tan obviamente complejo, intencionado y triunfal como para lograr que universidades o revistas sesudas se hayan aplicado a fondo en análisis semánticos, musicológicos o sociológicos sobre las peripecias de estos tres judíos neoyorquinos de clase media. Pero la idea del hip-hop sigue siendo dominante.
Lo que en otros grupos del género son robos camuflados como homenaje de conveniencia, en los Beasties suena a cita de toda la vida, de la era pre-sample. Si cae un guitarreo hardcore, hay todas las posibilidades de que lo hayan tocado ellos, lo mismo con unos teclados soul, con un bajo funky o unas voces punk.
En directo resulta todavía más evidente. Esa vez que les vi, el escenario, redondo, estaba en medio del polideportivo (Wembley) y los Beasties se movían por el unas veces largando por los micrófonos, otras instrumentos en mano. Y es que la vibración era radicalmente a la que surge de unos Public Enemy, unos Wu Tang Clan o incluso unos Company Flow. La entrega no lo es solo de palabras con unos cuantos beats mejor o peor emplazados por un DJ (en su caso Mixmaster Mike) y se parece bastante más a un concierto pop. Un concierto pop algo oblicuo, sin duda, pero pop al fin y al cabo. El hecho de que hubiera de buscarse con lupa algún negro entre el público quizás también indique algo.
En todo caso, estas reediciones recuerdan a quien lo haya olvidado o no lo haya conocido que estos elementos, tan inteligentes como para retener los derechos de todos sus trabajos (¡en el mundo del rap!) son unos fuera de serie y han ido dejando verdaderas joyas. Desde el Nº 1 pero con tranquilidad, sin alardear más que de espíritu aventurado. E incluso ni de eso hacen gala, lo sueltan como si no fuera importante. Pero es grande.
PS. En ambos casos las ediciones son De Luxe con remezclas y piezas añadidas que en algunos casos tienen mucho sentido y en otros algo menos.
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