26.6.09

Descansa




En fin, ha muerto y casi estaba cantado. ¿Mejor así? No es uno quien para decirlo en alto, así que paso. De otro lado ya está casi todo dicho y escrito, incluidas una cantidad de chorradas inmensas pronunciadas por gente tan puesta en el tema como los comentaristas políticos de radio y televisión. Pero uno ha sido gran fan y le pide el triste cuerpo escribir algo, de modo que trataré de huir de la biografía y de los panegíricos de tres al cuarto.

Así que voy a describir algo personal y que probablemente no haya aparecido en los papeles. Estamos en 1992 y uno actuaba como corresponsal de ABC en Berlín, un privilegio profesional-cultural-personal que nunca agradeceré bastante. Por aquellas cosas de la vida, resultó que Michael Jackson presentaba al mundo su Dangerous Tour en el Estadio Olímpico de Munich y hasta allí nos fuimos, mi dueña y yo, carretera y manta por la Autobahn…
Tampoco era la primera vez que habíamos visto al ex - niño, que en 1988 se nos había venido encima en el estadio Calderón (¡subvencionado por el ayuntamiento!) y en plenísima forma. Un concierto brutal, fue aquel, música y música y música por encima de un espectáculo bien montado y brillante pero que tampoco era protagonista.
Este recuerdo, las ¡casetes! apropiadas sonando a todo trapo en esa bala genial que fue el R5 GTX 90…todo ayudaba, porque además era un 27 de Junio y hacía un tiempo espléndido, el estadio olímpico es una obra ya flipante (Behnisch y Otto) y el programa pintaba bien: abrían los niñatos reggae Musical Youth y luego Salt N’ Peppa, que entonces estaban in plenibus. Bien.
Llegados al lugar, traspasada una seguridad que afectaba sobre todo a los periodistas lo primer que encontrabas era un catering excelente, pero no tan pantagruélico como alguno de los Stones. Todo tenía su razón de ser, como veremos.
Por desgracia horrible no era posible abandonar el corralito de prensa, más amplio de lo normal porque esta era una presentación mundial. El tal corralito estuvo vacío durante ambos prolegómenos que, al menos en el caso de las americanas merecían mucho la pena. Ya se sabe que los periodistas son gente nacida en la hambruna, pero dos horas comiendo y bebiendo si asomar la faz quizás fuera demasiado.

Llegaron cuando empezó a sonar el Carmina Burana, signo de que empezaba MJ. Luego Jam y después todos en pie cuando sale el Rey (autodenominado) del Pop y empieza con "Wanna Be Startin' Somethin'". ¿Todos? No, que el corralillo se quedó sentado y aun nos regañaron a los tres que bailábamos con las otras 50.000 almas que llenaban el estadio.

Si el concierto de Madrid fue un no parar y gran música, el de Munich era un exceso. Vuelos con cohetes, desapariciones, luces cegadoras, proyecciones, faltaría más… Ya digo era tremendo pero un punto mórbido. Mi dueña lo captó enseguida y como en un trance délfico vio como ese iba a ser el final de Michael Jackson, como el tema de los niños era penoso, como el Moloch americano iba a comerse a otro de sus hijos entronizados (Elvis, Garland, Lymon…), como todo aquello iba a acabar muy mal.

Por suerte la magia de Jackson lograba prevalecer sobre estos augurios, reservados para momentos infumables como We Are The World y demás babosidades y el concierto fue un triunfo que ahora ya no podrá repetir. ¿Ha sido el miedo a esta nueva gira lo que le ha conducido a la muerte? No hablo de suicidio, sino de un desequilibrio que hace ya mucho tiempo pasó de lo mental a lo físico y que ahora ha dicho punto y final.
Aquella noche Jackson y su delirio siguieron tras el concierto, pues los invitados y canallesca fuimos invitados al mini-parque de atracciones que había montado en el palacio de Hielo del recinto olímpico con tres restaurantes de cocinas diferentes, un tiovivo de aquellos que son arte, pista de baile con super-DJ, un desparrame más en una noche de pasadas. Estuvo bien, que no todos los días baila uno con Salt & Peppa o los acompañantes del Michael y mucho menos le ponen a uno una fiesta así para no salir del concierto a la fucking calle.
Pero, con todo y haber sido maravilloso, nos fuimos con una cierta sensación de melancolía. Casi de inmediato un Jackson definitivamente ido se veía envuelto en los delirantes escándalos que conocemos. Algo más que una lástima, una tragedia personal a los ojos del mundo y la demostración cruda de cómo salirse del tiesto es castigado. Una gran pena.

PS. Añado un link con dos extractos de Greil Marcus y Ian Penman
http://k-punk.abstractdynam
ics.org/archives/011200.html

2 comments:

Malicia Cool said...

eso es; salirse del tiesto es castigado; y más en la ultra-facha e inclemente cooltura americana y anglosajona; me dio un shock importante anoche aunque conseguimos bailar sus maravillosas canciones después... de presentar un libro de poesía...

besiños¡¡¡

the cosmogonic escrotolitum said...

espectacular, que diría debord