3.10.09



Jim O’Rourke


The
Visitor

Drag City 2009









Largo hiato para el señor O’Rourke, que nos tenía esperando un disco bajo su nombre propio desde 2001. Tiempo ha tenido para seguir con sus múltiples colaboraciones, producciones y hasta dedicarse al cine.

Pero llega el momento de un nuevo disco.
“The Visitor” es otro eslabón en su discografía, digamos, pop. Reúne un poco el legado de los anteriores trabajos, pero nos recuerda especialmente al maravilloso “Bad Timing” (1997), completamente instrumental disco y se mostraba como homenaje de la escena de Chicago a John Fahey. Un disco de tradición folk, concretamente de la escuela Takoma, aderezado por el lado experimental de un miembro de Gastr del Sol y que a su vez, se nutría de elementos electrónicos y una imaginación en los arreglos que emulaba a Van Dyke Parks (en sintonía con el “Hawaii” (1996) de High Llamas).

Fran Martínez


Así de camaleónico y complejo se presenta en esta nueva entrega: un solo corte de 38 minutos sirve como el lugar donde engarzar todas las migajas desperdigadas durante su trayectoria, con la sensación de estar ante un resumen vital, como si de una banda sonora se tratase. Entre pieza y pieza, hilvana con la templanza de su guitarra o con delicados apuntes jazzisticos al piano que nos acaban conduciendo a una diversidad de coloreadas estampas conducidas por banjo y piano, pequeñas viñetas eléctricas, delicadas filtraciones de ruidos electrónicos o cambiantes bases rítmicas.

El disco te va dejando recuerdos de sus trabajos anteriores por la facilidad de entrelazar estilos. La memoria nos asalta cuando toma un cariz más bossa en algunos momentos, que recuerda a "Ghost Ship in a Storm"; momentos Bacharach como en "Please Patronize our Sponsors" del "Eureka" o con toques orquestales sorpresa como el de aquel "Happy Trails" de "Bad Timing". Todo un recorrido, salteado con lo que ha venido siendo sello de identidad del art-pop made-in Chicago desde los noventa (Sea & Cake, Tortoise, Stereolab,…).

Todo ocurre de manera pausada y templada, casi como una composición minimalista de Terry Riley, Steve Reid o como si fuera una obra compuesta de varios movimientos. “Visitor”, no es solo un disco que te deja pastar a la deriva por la extensión de un corte: es un recorrido colorista y permeable a todo tipo de melancolía, dando lugar a diversos estados de ánimo o lecturas, que nos regala como viejo zorro.

Posiblemente, la única pega que se podría poner es la ausencia de su voz tan titubeante y sosegada, pero el disco te deja la impresión de ser una obra única, donde todo está en su lugar apropiado. Jim O, sigue siendo un icono de la cultura americana en este hermoso y maravilloso disco, aunque viva en Tokyo.

1 comment:

Ottia said...

Otra vez de funeral, pero La Negra son palabras mayores. Descanse en paz.

Y ahora a por el de O'Rourke (Gastr de Sol era de lo poco que realmente me gustaba del post-rock de Chicago, vamos eran ellos y los dos primeros discos de Tortoise... la vena folk del Camoufleur es muy de agradecer, sin ir más lejos).