30.1.05

Deslizamiento


Durante unos cincuenta años, la música pop ha sido el principal referente generacional y contracultural en la civilización occidental y buena parte de las demás. Pero ya no (tanto).

Por ejemplo. Hasta hace relativamente poco tiempo, como hasta mediados de los ochenta, quienes marcaban el tono en el Reino Unido eran las revistas de música. En ellas no solo se daba noticia de los últimos grupos y movimientos, las mejores fotos o los mejores escritores; eran leídas también como agendas de estilo, de movimientos culturales e incluso de programas político-sociales. Hoy en día muchas de aquellas revistas han desaparecido y de las que quedan, "Q" da pena leerla; "Mojo", muy buena en su historia, es básicamente para quienes se acomodaron en la generación del rock y "Wire", estupenda, se dirige ante todo a minorías de la vanguardia clásica. Apenas "X Ray" se presenta como nueva alternativa pop.

Una persona joven con ciertas inquietudes compra hoy revistas como "Sleaze Nation" y "Dazed and Confused" (ambas de Londres) o la bimensual "Flux" (de Manchester). Imagino que habrá otras similares en ciudades como Glasgow o Bristol, por poner dos ejemplos.

En ellas uno puede leer artículos sobre situacionismo, estrategias digitales, entrevistas con artistas plásticos, críticas o reseñas de grupos emergentes... Son revistas que toman postura y que no se han vendido todavía al sistema.

Siendo interesante su contenido, lo más peculiar es su soporte básico: la moda. Casi un cincuenta por ciento de cada revista está dedicada a ese tema y ese es también su principal soporte publicitario. Ha de advertirse que tampoco presentan moda corporativa, sino la de creadores individuales y más o menos famosos pero que no tienen mucho que ver con Prada o Dolce.

Estas no son revistas mayoritarias, pero son leídas por los elementos más creativos y reflexivos de una escena terriblemente diseminada y en proceso de reorganización a través de la Red. El estilo puede ser un punto de encuentro. Y no necesariamente reaccionario o atontolinado.

Cabría preguntarse por qué ha tenido lugar este deslizamiento. Es bien sabido que el último movimiento clásico en el pop fue el punk y su resaca. La música electrónica no es un estilo, sino una nueva tecnología. Y el hip-hop ha dado mucho, pero no estamos en el Bronx.

En estas condiciones y con una industria empeñada en matar la gallina de los huevos de oro, no es raro que la gente emigre hacia otros terrenos para caracterizar su(s) colectivos(s). Y un buen lugar para encontrarse puede ser la forma de vestirse o de decorar, la ascensión de lo visual a costa de lo auditivo.

2 comments:

Anonymous said...

Saludos; soy el meapilas del theremín, if you nouguatmin;
sólo quería sugerir que en este deslizamiento que usted ha referido se está reflejando una transición de posicionamientos dionisiacos a apolinios, por decirlo al modo clásico;
esto es muy característico de sociedades decadentes...quien quiera entender que entienda;
(y me cago en federico nietszche)

Gurb said...

a ver esa gües, que estamos a la espera wey!!!